Análisis de Harpagun, el shooter en realidad virtual que lanza enemigos por los aires y tus expectativas por la ventana

El 13 de febrero de 2025 llegó oficialmente a las tiendas virtuales Harpagun, un videojuego de acción en primera persona para realidad virtual que mezcla disparos, gravedad manipulada y un montón de física caótica, todo en un entorno alienígena postapocalíptico. Desarrollado por el peculiar pero talentoso estudio Something Random, responsables del exitoso SUPERHOT VR, este título está disponible en una amplia gama de plataformas: Meta Quest, PlayStation VR2 y SteamVR.

Con un precio más que razonable de 17,49 €, Harpagun se posiciona como una de las nuevas experiencias tecnológicas más originales dentro del catálogo de videojuegos en VR. En un mercado saturado de shooters realistas y clones de Half-Life con pretensiones, este juego decide lanzar literalmente por los aires todo lo que conoces. Y te hace reír en el proceso.

Historia: Un soldado soviético, un planeta olvidado y unos hongos muy malhumorados

Si buscabas una narrativa densa con vueltas de guion, traiciones y personajes inolvidables, detente. Harpagun no es eso. Pero lo que sí ofrece es una atmósfera sencilla y eficaz para sumergirte de lleno en su mundo.

Eres un soldado soviético solitario, atrapado en un planeta alienígena lleno de ruinas, tecnología misteriosa y una infección de hongos que parece haber salido de una rave postapocalíptica. Tus superiores, situados en una nave flotando por ahí arriba (sin mucha prisa por rescatarte, por cierto), te dan órdenes e instrucciones a través de una pantalla flotante. La historia no es el centro del juego, pero actúa como una excusa funcional para que explores, dispares, manipules la gravedad y causes estragos con estilo.

En resumen: tú trabajas, ellos miran. Y los hongos, por supuesto, intentan comerte vivo.

Mecánicas y físicas: cuando la gravedad se convierte en tu arma más letal

Aquí es donde Harpagun se luce. Y de qué manera.

El núcleo del gameplay gira en torno a unas armas únicas llamadas pistolas gravitatorias. Con ellas puedes levantar, lanzar y manipular objetos del entorno, desde piedras hasta enemigos, transformando literalmente la física en tu aliada. Si alguna vez soñaste con lanzar un soldado enemigo como si fuera una bola de demolición contra una torre de hongos… bueno, ahora puedes hacerlo.

La otra parte clave es el sistema de movimiento, que está limitado a puntos de teletransporte. Puede que no guste a quienes prefieren moverse libremente, pero este sistema ofrece una experiencia más cómoda para sesiones largas en VR, reduciendo mareos sin comprometer demasiado la movilidad táctica. Todo se siente como una coreografía de caos donde lanzas enemigos por el aire, esquivas disparos y te ríes cuando todo explota de forma imprevisible.

También puedes mejorar tus armas con munición eléctrica, de escopeta o lanzacohetes, lo cual añade variedad al combate. Todo esto se traduce en una jugabilidad rápida, creativa y con mucha rejugabilidad, especialmente si te gusta experimentar con la física.

Dificultad y duración: ajustable y con margen para el vicio

Harpagun no es un paseo por el parque, pero tampoco es un castigo. El juego ofrece tres niveles de dificultad, lo que lo hace accesible tanto para principiantes como para veteranos del VR que buscan un buen reto.

La campaña principal está dividida en misiones cortas, ideales para sesiones rápidas, aunque si vas a por todas con los desafíos y enemigos más duros, el tiempo total de juego puede extenderse. La duración aproximada de la historia se sitúa entre 4 y 6 horas, dependiendo de tu habilidad y exploración.

Además, el modo Arcade con clasificación online es perfecto para quienes quieren repetir niveles, mejorar sus puntuaciones y competir contra otros jugadores. Este modo amplía la vida útil del juego considerablemente, y convierte cada partida en un intento frenético por lograr el combo perfecto de caos y eficiencia.

Gráficos y banda sonora: un cómic postapocalíptico con ritmo

Visualmente, Harpagun no pretende competir con los gigantes del hiperrealismo. Pero tampoco lo necesita. Su estilo cel-shading ofrece un mundo lleno de color, contraste y formas definidas que destacan perfectamente en VR. El diseño artístico recuerda a un cómic de ciencia ficción pulp, con hongos mutantes que parecen salidos de un episodio loco de Rick y Morty, y escenarios que combinan ruinas alienígenas con estructuras soviéticas en ruinas.

La banda sonora acompaña con ritmos electrónicos discretos pero efectivos. No se roba el protagonismo, pero genera tensión en los momentos clave y acompaña bien el ritmo de combate. Los efectos de sonido, especialmente al lanzar enemigos o causar explosiones con físicas locas, son parte del encanto y se sienten satisfactorios en cada impacto.

Conclusión: Harpagun, el shooter que no sabías que querías… pero ahora no puedes dejar de jugar

Harpagun es una propuesta valiente y original en un panorama donde los shooters VR suelen parecer cortados por el mismo patrón. Con su mecánica de gravedad, su sentido del humor, su estilo visual único y su ritmo de juego rápido y directo, este título es una joya indie que no se toma demasiado en serio, pero que ofrece una experiencia muy seria en cuanto a diversión.

No todo es perfecto, claro. Hay limitaciones técnicas, una duración algo corta para quienes buscan largas campañas, y la falta de traducción al español puede ser una barrera para algunos jugadores. Pero en su conjunto, Harpagun vale la pena para cualquier fan de la realidad virtual que busque algo fresco, divertido y ligeramente absurdo.